En nuestra vida cotidiana, conectamos con algunas marcas mientras que con otras no, y a veces no comprendemos por qué. La clave para entender esta conexión radica en la personalidad de la marca y cómo se relaciona con la nuestra.
Las marcas son como las personas, poseen características distintivas que las definen. Algunas pueden parecer amigables y confiables, mientras que otras pueden transmitir una sensación de audacia y rebeldía. Aquí es donde nos puede surgir la siguiente pregunta, ¿Cómo logran proyectar estas personalidades?
Existen distintas formas de identificar o definir personalidades, una de ellas se logra mediante los arquetipos.
¿Qué es un arquetipo?
Veámoslo como un prototipo, se puede definir como ese modelo principal de algo. Son patrones de los cuales derivan otros elementos o ideas. También se les puede considerar como un ejemplo. A partir del arquetipo, se moldean conductas y modos de pensar que se construyen por imitación o en búsqueda de semejanza (Definición. 2021).
En otras palabras, los arquetipos cumplen un rol fundamental en la construcción de identidad, permiten definir una personalidad mediante prototipos que viven en el inconsciente colectivo y que todas las personas compartimos.
Hace muchos años, el destacado psiquiatra Carl Jung identificó 12 arquetipos de personalidad que aún hoy son fundamentales en el mundo del marketing y la publicidad. Estos son:
- El Gobernante: La marca que lleva el control y es exclusiva.
- El cuidador: La marca que es cercana y se sacrifica por los demás.
- El Amante: La marca que encanta y seduce.
- El Mago: La que te lleva a otro mundo.
- El Rebelde: La que rompe las reglas.
- El Sabio: La que sabe todo.
- El Creador: La que inventa y crea cosas nuevas.
- El Bufón: La que le echa humor a la vida.
- El Hombre Corriente: La que es amistosa y auténtica.
- El Explorador: La que está en busca de nuevas experiencias.
- El Héroe: La marca que salva el día.
- El Inocente: La que es optimista y solo quiere ser feliz.
Cada uno de estos arquetipos ofrecen a las marcas una forma de construir su identidad.
¿Por qué deberías implementarlos en tu estrategia de marca?
- Misión clara, objetivos claros: Al seleccionar un arquetipo que se alinee con sus valores, las marcas pueden comunicar de manera efectiva quiénes son y qué representan.
- Una relación más profunda con tu audiencia: Los arquetipos permiten que las personas se identifiquen con las marcas como si fueran similares a ellas. Esto crea una conexión emocional sólida a largo plazo entre la marca y sus clientes, lo que puede conducir a una lealtad duradera.
- Marcar la diferencia: En un mercado saturado, los arquetipos ayudan a las marcas a diferenciarse de las otras. No hay nada mejor que hacerlo mediante una personalidad única, que le brindará un sello distintivo y exclusivo.
Algunos ejemplos de marcas exitosas que poseen una personalidad destacada bajo un arquetipo son:
Coca-Cola: El Inocente. Es una marca sencilla y auténtica que siempre nos pone de buen humor. Sus mensajes publicitarios son positivos y emotivos, pues conecta con la gente a través de los sentimientos.
Apple: El Sabio. Esta marca vive para inventar cosas nuevas. Apple nos ayuda a sacar el máximo partido a nuestras vidas.
Disney: El Mago. Acá los sueños se hacen realidad. Sus mensajes nos llevan a un mundo lleno de maravillas, donde la felicidad se encuentra en las cosas más simples.
A modo de resumen, los arquetipos de personalidad son una herramienta poderosa en la estrategia de marca. Cabe destacar que son esenciales para construir una identidad de marca sólida y auténtica, que le permita conectarse con la audiencia y destacar en el océano azul del mercado. Ahora, toma un tiempo y reflexiona, ¿Cuál crees que es el arquetipo que mejor representa a tu marca?